El Japón del siglo XXI: las múltiples dimensiones de la recesión prolongada

Resumen

El cierre del siglo XX y el tránsito al XXI sorprende a Japón en una circunstancia muy diferente a la de un siglo atrás. En efecto, mientras el tránsito del XIX al XX era coronado por la imagen de una exitosa modernización que trasladaba rápidamente a Japón de un feudalismo tardío a una moderna sociedad capitalista que no sólo estaba completando su primera revolución industrial, constituyéndose en la potencia regional indiscutida, sino que avanzaba con certeza y determinación hacia la consolidación de su proyecto nacional, regional y mundial, ingresando al concierto de naciones industrial y económicamente más avanzadas del planeta, por el contrario, hoy día, un siglo después, el tránsito del XX al XXI encuentra a Japón en una condición diametralmente opuesta: inmerso en una crisis profunda y duradera en la que lleva más de una década ¡la peor de los últimos cincuenta años!, según los propios gobernantes japoneses, que no sólo exhibe ya una impresionante estadística de descalabros económico-financieros como devaluación-revaluación del yen, desplomes bursátiles, caídas del PIB, bancarrotas, cierres de bancos y empresas, carteras vencidas, empréstitos y deudas incobrables, inéditas cifras en el desempleo, ineficacia de los ya numerosos programas de salvamento económico financiero, incluso hasta el suicidio de importantes funcionarios a raíz de escándalos financieros, etc., sino que también ha generado y hecho prevalecer una atmósfera inusual para los japoneses caracterizada por la pérdida de la confianza y la certidumbre en el rumbo y en el liderazgo, provocando la ruptura de lealtades y solidaridades básicas entre los actores y los factores productivos, otrora grandes pilares del “éxito japonés” en la era del rápido y alto grado decrecimiento económico (1955-1973), también llamado “milagro económico”, y aun en la era del crecimiento económico estabilizado (1976-1990).