Resumen
La mayor parté del año 1995 la escena política estuvo dominada por las especulaciones sobre la muerte de Deng Xiaoping, aderezadas por los comentarios sobre la biografía escrita por su hija Deng Rong, biografía que resultó más una apología histórica que una buena fuente para especular sobre la sucesión. Las especulaciones abiertas fuera de China tuvieron una contra parte interna con alusiones a 1995 como el año de transición. Aunque de hecho Deng Xiaoping no ocupa ningún cargo de poder dentro de la burocracia china, sigue siendo visto como el hombre fuerte, o, por lo menos, como el aglutinador de la gama diversa de intereses y grupos que juegan en la cúpula del poder. Probablemente esta óptica obedece a que quienes escriben sobre China encuentran dificultades para abstraerse de la concepción cíclica que la oficialidad china ha impuesto sobre su propia historia; los analistas no pierden de vista el papel del emperador, los cambios dinásticos en China y los cambios drásticos que se dieron después de la muerte de Mao. Sin embargo, es necesario pensar también en la posibilidad de un escenario diferente, donde la muerte de Deng no sea seguida de cambios políticos dramáticos, sino que el desarrollo institucional del país permita una continuidad en la composición del actual liderazgo.
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