China y Hong Kong, 2017

Resumen

El número de actores chinos en escenarios internacionales es cada vez mayor y su abanico de intereses también es creciente. Durante 2017 se fortalecieron dos de sus características esenciales: primero, la mundialización, están en prácticamente todo el planeta, segundo, sus campos de acción que, alentados por sus intereses, son multidimensionales. Durante el año pasado, trataron de posicionarse como una fuerza esencial para resolver problemas. Incluso, hacen todo lo necesario para involucrarse en escenarios de dominio tradicional de los poderes surgidos en la segunda posguerra. El mejor ejemplo de ello es la propuesta de Xi Jinping, presidente de China, compuesta de cuatro puntos¹ para el conflicto entre Palestina e Israel: lograr la existencia de dos Estados basados en las fronteras de 1967 y el este de Jerusalén como capital palestina, finalizar el levantamiento de nuevos asentamientos judíos y terminar con la violencia contra los civiles, alentar la cooperación internacional para promover medidas pacíficas, promover la paz entre Israel y Palestina mediante el desarrollo y la cooperación. La propuesta, una de las primeras en materia de política exterior hechas por Xi a su llegada al poder en 2013, fue presentada el año pasado como algo bienvenido por las partes involucradas; incluso Israel aceptaría una mayor influencia de Beijing, por lo menos en la versión del enviado especial chino para la región, Gong Xiaosheng.²